LA FUNCION DE LAS ASOCIACIONES DE INVENTORES
EN LA PROMOCION DE LA ACTIVIDAD INVENTIVA

por el Sr. Farag Moussa
Presidente de la Federación Internacional
de Asociaciones de Inventores (IFIA)
Ginebra, Suiza

 

ORGANIZACION MUNDIAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL

SIMPOSIO SOBRE LA PROMOCION DE LA INNOVACION
TECNOLOGICA EN LOS PAISES EN DESARROLLO
(Martes, 2 de julio de 1991)


Una flor no nace sin la planta que la porta. y, a su vez, la planta no crece sin un terreno que le convenga, sin vitaminas, sin agua, sin luz.

Lo han comprendido ustedes: la flor es la invención y la planta es el inventor.


Sin inventor no hay invención
Esto parece una evidencia. Sin embargo, lamentablemente, muchos parecen olvidar que una oficina de patentes sin inventores no sería otra cosa que un molino funcionando en vacío.. La propia OMPI no serí9,. otra cosa que un bello edificio azul, si las oficinas de patentes, por su parte, no hubiesen registrado previamente las ideas de los cientos de miles de inventores dispersos a través del mundo entero.

Sin inventores no hay invenciones.

Presentes a todos los niveles, en todas las formas, en todos los campos, los inventores modelan nuestras vidas, nuestro entorno. nuestros hábitos diarios.

Por este preámbulo, habrán comprendido ustedes mi idea fija, mi convicción, incluso diría mi obsesión; a saber, que si desea alentar y desarrollar la creación, la invención, es necesario hacer todo lo posible para crear un entorno favorable al creador, al inventor.

Es larga la cadena (organizaciones, instituciones, asociaciones), de todos aquellos que, de cerca o de lejos, sostienen -o deberían sostener- a los inventores. Pero, tal como se me ha pedido, me limitaré hoya la función que desempeñan -o deberían desempeñar- las asociaciones de inventores.
Antes de exponerles mis ideas al respecto, permítanme decirles en algunas palabras lo que son esas asociaciones de inventores.


I. LAS ASOCIACIONES DE INVENTORES
Como su nombre indica, una asociación de inventores agrupa a inventores. Pero no únicamente. A menudo, también se adhieren a ellas hombres y mujeres de buena voluntad que, aun cuando no sean inventores, están dispuestos a ayudarles de diferentes maneras: consejos jurídicos, contactos con personas influyentes de la industria, de la política o de los medios de comunicación. Yo mismo constituyo un ejemplo evidente. No soy un inventor. Sin embargo, soy uno de los miembros fundadores de la Asociación Egipcia de Inventores, así como de la Federación Africana de Asociaciones de Inventores (ArIA). Aún más, acabo de ser elegido a la presidencia de la Federación Internacional de Asocaciones de Inventores (IFIA). En resumen, no soy un inventor, pero tengo una vocación: la de apoyarles yalentarles.

En la ba~e de la pirámide de la Federación Internacional de Asociaciones de Inventores, denominada IFIA, se encuentran las asociaciones nacionales, las que lamentablemente aún no existen en todos los países. En el momento actual, esas asociaciones nacionales sólo son 55. Dicho esto, su número va progresando y continuará haciéndolo. En Africa, por ejemplo, donde hace diez años no había ninguna asociación; en 1985 tenía diez, y hoy posee 15. Africa es también la primera y única región del tercer mundo que ha creado una Federación de Asociaciones de Inventores (la AFIA), y ello en 1988. Esperemos que otras regiones seguirán su ejemplo, pues la unión hace la fuerza -incluso entre los inventores, que son individualistas por excelencia.

Todas esas asociaciones nacionales son miembros -o deberían serlo- de la Federación Internacional de Asociaciones de Inventores, es dec~r, la IFIA. Lo repito, las espero a todas con los brazos abiertos.

La IFIA, durante mucho tiempo, fue una "organización que venía del frío". Gracias a Dios, desde hace algún tiempo, se ha recalentado; Me explicaré. La IFIA fue creada en 1968 en el extremo norte de Europa por las asociaciones de los cuatro países nórdicos: Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, a las que se unieron las asociaciones de Alemania Federal, del Reino Unido y de Suiza. Así, la IFIA constituía un club restringido, esencialmente nórdico, hasta 1982, fecha de la adhesión de la Asociación de Filipinas. Al fin se había abierto la brecha sur. En nuestros días, la IFIA cuenta con 21 asociaciones pertenecientes a países en desarrollo, de un total de 41
miembros. Y, en agosto último, por primera vez desde hace 22 años de existencia de la IFIA, fue elegido a la presidencia un nacional de un país que no pertenecía a uno de los siete países fundadores: un egipcio, su servidor.


11. LA FUNCION DE LAS ASOCIACIONES DE INVENTORES EN LA CREACION DE UN ENTORNO FAVORABLE A LA INNOVACION T.ECNOLOGICA

Como ya he dicho, crear un entorno favorable al inventor, y en consecuencia a la invención, es esencial, yo diría qu~ es incluso vital. Pero, ¿en qué pueden ayudar las asociaciones de inventores a construir este invernadero cálido y hospitalario, gracias al que podrían ver la luz muchas más invenciones?

l. Ante todo, defender los intereses de los inventores, para que no se sientan desalentados en su actividad inventiva. Algo que parece ser evidente, pero que existe demasiada tendencia a olvidarse. Y en esto queda mucho por hacer. ¿Quién no ha escuchado la letanía del inventor frustado, por no decir desesperado? Las asociaciones son quienes deben intentar influenciar a sus gobiernos respectivos, con el fin de que éstos hagan su legislación más favorable para los inventores. Una idea entre otras muchas: ¿por qué no se reducen las tasas que pesan, tan gravosas, sobre algunas categorías de inventores independientes, especialmente sobre quienes disponen de recursos reducidos? Pienso, por ejemplo, en esos estudiantes llenos de ideas pero sin dinero. Pienso también en esos hombres y mujeres que, valerosamente, se lanzan a la peligrosa aventura de montar una pequeña empresa. No les revelaré ningún secreto: en los Estados Unidos, las pequeñas empresas se benefician de un trato de favor a nivel de las tasas sobre las patentes. Los americanos, en efecto, son conscientes de que la materia gris -la verdadera fuerza de un país- se desarrolla especialmente en las pequeñas y medianas empresas.

2. La función esencial de una asociación de inventores debería ser la de correa de transmisión entre el inventor y su gobierno. Las asociaciones de inventores deben convencer absolutamente a sus gobiernos de que sostener a sus inventores va en interés de un país, y esto por todos los medios. Los inventores representan el futuro económico. Con frecuencia, de ellos nacen, se desarrollan y se renuevan las empresas, las que crean empleos, exportan sus productos al extranjero ...y constituyen una fuente de entrada de divisas.

Al mismo tiempo, y de pasada, destaquemos que una asociación de inventores no debería ser únicamente un grupo de presión y de reivindicación. Una asociación de inventores también debería ser una institución que da. Una institución que ofrece sus servicios al Estado para investigaciones o proyectos precisos que las autoridades consideren prioritarios para el país.

3. Además, las asociaciones de inventores deberían defender la imagen del inventor. Pues el mito reside ahí. Todavía hoy, la imagen del inventor sigue siendo la de un original, un extravagante. Y, lamentablemente, hay que reconocer que los medios de comunicación, en general, no hacen nada por cambiar esa imagen. Basta'~on v~r qué invenciones evidencia la prensa popular en un salón. Rara vez la invención más notable, sino más bien la más rara, por no decir las más absurda. ¿Por qué siempre debe subrayarse lo insólito, cuando ~ es invención? La sala que nos rodea, los objetos que llevamos, los instrumentos que utilizamos. Todo. Todo. Todo. Echen una mirada a las mil y una invenciones que nos rode~ ¿cuàl es la que justifica tanta burla?
Verdaderamente, hay motivos suficientes para desalentar al joven que desea crear. Razones suficientes para que el inventor renuncie a imprimir en su tarjeta de visita la palabra "inventor".

El inventor, un distraído, un extravangante, un original: las asociaciones deben intentar corregir esa imagen por todos los medios. Una forma entre otras de rectificar esa falsa imagen, son los premios; cualquiera, al ver a los laureados, se apercibirá rápidamente de que el inventor se parece a cualquier otra persona, que no lleva un calcetín azul en el pie izquierdo y un calcetín vE!rde en el pie derecho, y que tampoco abrocha su abrigo torcido. El pÚblico también podrá darse cuenta de que el producto del inventor responde precisamente a una necesidad, que facilita nuestra vida -una invención que, incluso, puede ser un medicamento que nos salve la vida.


4. Las asociaciones de inventores tampoco deberían olvidar a los niños. ¿Por qué no utilizarían su influencia para que se aligeren los programas escolares? La escuela, con demasiada frecuencia, se parece a un lavado de cerebro: todas esas materias aprendidas de memoria, todas esas estructuras tan rígidas que asfixian la imaginación del pequeño que, un día, quién sabe, habría podido llegar a ser un creador, un inventor ...

Las asociaciones deberían sostener mucho más a todos quienes creen en la importancia de una enseñanza abierta. En efecto, ¿quién mejor que los inventores sabrá defender la idea de que el espíritu crítico constituye la base de toda investigación, de toda invención, en cualquier terreno?


5. Todavía a propósito de la juventud, destacaré lo que es evidente -pero que es mucho más evidente diciéndolo- a saber, el apoyo incondicional que deben ofrecer las asociaciones de inventores a los clubes de jóvenes científicos, ya todas las demás organizaciones del mismo tipo. Muy a menudo, en esos clubes, en esos talleres, es donde los jóvenes se descubren dones, los desarrollan, en resumen, donde hacen sus primeras armas, pasando de la teoría a la aplicación.


6. Deseraría hablar, antes de terminar, de esa mitad del mundo -de esa mitad del cielo como la denominaba Mao Zedong- quiero decir las mujeres, esas grandes olvidadas de la Historia de la Invención. Las inventoras existen, y tienen una terrible necesidad de que se las apoye, de que se les prodiguen atenciones. La mayoría de las veces sus invenciones son ocultadas -y sus talentos insuficientemente explotados. Estudiándolas de muy cerca durante tantos años, puedo afirmarles que las mujeres inventoras desempeñan una función especialmente importante en la actualidad. A menudo, se encuentran en el origen de invenciones esenciales para nuestra sociedad, en la que se venera demasiado la eficacia y en la que se olvida con frecuencia la calidad de la vida.

Me dirán ustedes que iHay tan pocas mujeres inventoras ...!
Precisamente. Son las asociaciones quienes deben crear actividades que las atraigan y que animen a las jóvenes hacia el estudio de las ciencias y las tecnicas.


Para concluir. Si las oficinas de patentes, como dije al principio de esta exposición, existen para y por los inventores, también es cierto lo contrario. Las asociaciones de inventores, a su vez, no podrian comprometerse en nada serio sin la colaboración de las oficinas de patentes, aunque sólo fuese para proteger las invenciones. Por tanto, las asociaciones de inventores deben cooperar con las oficinas de patentes. La misma regla se aplica a sus relaciones con las instituciones encargadas de la promoción de la innovación.

Esta cooperación es indispensable. De esta troika, de la colaboración entre esas tres organizaciones -a saber, las asociaciones de inventores, las oficinas de patentes y las instituciones encargadas de la promoción de la innovacón- es de donde finalmente nacera, verdaderamente, un entorno favorable para la creación, para la invención.

[Fin del documento]